jueves, 21 de marzo de 2013

Luna de Agosto


                                                                        Jason Bache



Un verano, me hice muy amiga de Luna de Agosto.

Durante el dia yo apenas hablaba con nadie de los que me rodeaban, tan solo les escuchaba o hacia lo que me pedia. Y ellos a cambio me decia que era “una niña buena”.

Pero una vez llegada la noche y estaba en mi habitación, esperaba a que todos durmieran para escaparme a hablar con Luna de Agosto.

Para poder llegar a ella, yo me subia a la ventana y salia caminando en dirección al cielo. La senda la dibujaban las estrellas.

Al llegar a la casa de Luna, sentia que volvia a la vida. Porque mis dia seran tristes y aburridos ahora que mis noches se habia convertido en fascinantes aventuras.

Su casa era tan bonita que solo alguien tan especial como ella habia podido imaginar tanta belleza condensada en un hogar.
Siempre habia un fuego en el centro del lugar. Desprendia un calor muy agradable y acogedor.
Figuras ancestrales de pequeño tamaño sobresalian de sus paredes. Y yo nunca supe acercar si estaban dibujadas, esculpidas o eran verdaderamente espiritus que convivian con ella.

Siempre me hacia sentar en el suelo, que sorprendentemente, resultaba tan cómodo como el de las alfombras que crea la hierba.

A veces, me parecia una cueva llena de tesoros. Los pomos de los armarios estaban hechos con incrustaciones de enormes piedras preciosas. Y yo tenia la impresión de que solo se podian abrir si sabias el acertijo indicado.

Continuamente le hacia pregutnas a Luna sobre su casa, parecia que mis dudas no tenian nunca fin. Ella siempre me contestaba riéndose.

Hasta que un dia de ese mismo verano, descubri que todas las respuestas a mis preguntas debia averiguarlas por mi misma. Y así comencé un largo viaje de preguntas que llevan a otras preguntas en una espiral infinita fuera del espacio y mas alla del tiempo...

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