Los delfines se deslizaban con gracia y rapidez por la cascada de agua marina que la misma naturaleza habia creado.
Iban hacia un lugar que conocian bien y su tarea era hermosa. Tres seres humanos femeninos iban a traer al mundo sus bebés y eso siempre era un motivo de celebración para el Valle Marino.
En el consejo de los delfines ya habian decidido que serian 6 los guardianes de tan hermoso suceso. Cuanto más se acercaban a la orilla mejor podian ver a las tres mujeres y a tres hombres que estaban también en el agua, junto a ellas. Tan solo habia otro ser humano más: era una mujer. Esta mujer era diferente de la mayoria de humanos tenia una profunda e intensa relación con el mundo de los delfines, ballenas y demás seres celestiales que viven en el mar.
Al llegar a la orilla fueron recibidos por la mujer. Sus cabellos eran blancos con destellos plateados y sus ojos de un azul tan intenso que solo parecian ser luz.
Y comenzó la ceremonia natal.
Los delfines comenzaron a hablar a los bebés que estaban dentro de las mujeres. Estos se movian y provocaban que las madres comenzaran a danzar semihipnotizadas por el movimiento del agua, los sonidos de los delfines. Por primera vez podian experimentar que sus bebés no sólo eran algo que estaba dentro de ellas, creciendo en su interior, sino que eran seres independientes. El nacimiento ya habia comenzado.
Las mujeres pidieron el cuidado y atención de sus compañeros, quienes acudieron y las tres parejas permanecieron abrazadas en un baile primigenio, la magia era lo único que existia en ese momento.
Cuando los pequeños estaban a punto de comenzar a salir, tres delfines se acercaron a cada uno de ellos y empezaron a emitir sonidos diferentes. En ellos, animaban a los bebés a encontrar la salida para poder adentrarse en un nuevo mundo, les recordaban que eran valientes y que muchas personas les esperaban para amarlos y cuidarlos, pero que ellos solos eran capaces de salir al nuevo mundo.
Y comenzaron a salir sus cabecitas, y el resto de su cuerpo, los nuevos padres estaban extasiados y los delfines les seguian hablando a los recien nacidos.
Apareció la mujer quien bendijo en una lengua ancestral el nacimiento mientras le pedia a las madres que cortaran el cordon umbilical. Necesitaban recordar que acababa de nacer un ser que estaba a su cargo.
Los bebés nadaban por el agua felices, habian venido del agua y seguian en él. Habia más luz, eso si, y abrian sus ojos con curiosidad. Percibian a sus padres y se acercaban a ellos.
Tras una hora de increïble felicidad, llegó el momento del baño y preparación para respirar aire y comenzar una vida en la tierra. Todo ellos les fue explicado a los bebés con palabras sabias por los delfines.
A cada niño se le asignó un delfin protector: un amigo al que podrian acudir para que les ayudara o les diera consejo. En el agua los padres habian descubierto el nombre de sus hijos, se lo habia susurrado el viento.
Y la ceremonia dio fin cuando los delfines se despidieron de los padres, los niños y de la mujer. Los padres le presentaron su hogar a su pequeño y la vida continuo para la mujer sabia, se fue nadando a hablar con sus amigos delfines, habia nuevas indicaciones para los proximos nacimientos. Nuevos seres hermosos estaban por llegar.
Comenzaba a caer el sol, cuando ella de nuevo se encontraba en el mismo lugar, esperando la llegada de cinco familias a las que acompañar en una nueva ceremonia natal.
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