Así fue como comenzó a hablarme mi abuela aquella tarde de un dia inolvidable para mi.
Se sentó frente a mi, tomó mis manos con las suyas, me miró a los ojos y me dijo:
- Valeria, eres una mujer muy bella.
- Ven, quiero enseñarte un lugar. Y ambas nos levantamos de las sillas y nos fuimos al jardín de mi abuela.
Nunca volví a verlo igual. Cuando era más pequeña, yo me sentaba en el suelo del jardín y con mi manos o con una pequeña cuchara iba sacando arena y tierra. Me encantaba sentir como se deslizaba en mis manos y su olor... Siempre me olía a casa...
Pero aquel dia, mi abuela me enseñó otro jardín dentro del mismo jardín. Tuvimos que realizar una larga caminata. Y, al fin llegamos a los rosales.
Mi abuela se paró un par de metros antes de llegar a poder tocarlos. Se quedó mirandolos muy quieta. Y yo, con gran curiosidad la miraba a ella.
Y me guiñó un ojo. Ambas nos echamos a reir.
-Ves todas estas hermosas flores? Son tan bonitas que cuesta hasta creer que las puedes tocar, verdad?
-Si, abuela, así parece.- Mi abuela rozó con uno de sus dedos el tallo de uno de los rosales y comenzó a salir sangre por entre los dedos.
- Fijate Valeria, también las mujeres sangramos para poder seguir teniendo nuestra belleza viva.
-Si abuela, es verdad!!
-Y nuestra piel es suave, como la de una rosa, Valeria, toca un pétalo.
-Es tan delicado!.-respondí sorprendida al sentir la suavidad del pétalo.- Parece tan fràgil...
-Y sin embargo... alimenta a muchos seres.
-Eso si lo sé abuela, como las abejas!
-Crees que no te estas alimentando con su belleza?
-Ah.- mi abuela me dejó perpleja, yo pensaba que solo se comia con la boca, pero si, mi corazón se sentía más feliz por haberla tocado.
Me enseñó rosas de todos los colores: blancas, rosas, amarillas, naranjas, rojas y otras combinaciones.
A lo lejos, entre las flores rosas, pude ver una que llamó especialmente mi atención, era una rosa de color lila! Y, al verla grité:
- Me encanta! Qué bonita! Abuela, me la puedo quedar?
-Valeria, si la corto, vivirá unos dias contigo y si no la corto tal vez viva más tiempo pero solo podràs recordarla en tu memoria para siempre, asi que dime: que prefieres?
- Pues, yo querria llevarmela conmigo, porque así yo le hablaria por las noches y ella me contaria sus secretos. Creo abuela, que yo soy un poco como esa flor, incluso creo, cuando nadie me ve, tengo ese color lila. Y cuando ella se vaya... bueno... tal vez sepa más cosas de mi.
-Lo que tú decidas estará bien. Y cortó con gran habilidad la bella flor para mi.
Lila, así la llamaba yo, vivió 10 dias en mi casa, con los máximos cuidados. El dia que se apagó, la guardé en uno de mis libros favoritos y desde entonces, comencé a escribir en una libreta lila todo lo que mi amiga rosa me habia explicado.
Para Victorina. Para Isabel. Para Sergia. Para Montse. Para Lola. Siempre en mi corazón.
Muy linda historia, gracias por compartirla. Un saludo =)
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