lunes, 4 de marzo de 2013

Corazón



Y fue entonces cuando mi corazón se rompió.

Pude escuchar el estruendo que hacia en mi interior, como si se tratase de una joya preciosa que esparce sus millones de pedazos por toda la estancia. Se convirtió en pequeños trozos y habia caido por el suelo.

Me agaché para comenzar a recogerlos, uno a uno. Trataba de no cortarme los dedos porque los pedazos de mi corazón se habian endurecido como los rubies.

Mientras los guardaba en una bolsita de tela de algodón, trataba de recordar qué era lo que habia provocado semejante tragedia. Pero, si lo pensaba bien, nada extraordinario habia acontecido en la última hora. Tan sólo unas pocas palabras y una negativa. Si, de nuevo un claro "no" para variar.

Cuánta fragilidad yace en nuestro interior, pensé. Pobre corazón mio, de nuevo roto de amor.

Fue demasiado fácil la recogida de los pedacitos, sé que los amables duendes que pueblan mis estancias recorrieron cada esquina del lugar para depositar trocitos diminutos e imposibles de localizar por una vista menos certera que la suya. 

Cuando ya estuvieron en la bolsa, comencé de nuevo a escuchar el latido de mi corazón. Fue agradable volver a sentirme viva despues de unas horas funestas y desasosegantes.

Me fui a mi refugio y allí, en una mesa de madera muy especial, regalo del señor relojero, coloqué todos los pedazos e impuse mis manos sobre ellos.

Comencé a decirles palabras en lenguas que ni yo conocia y a pesar de sentirme una hechicera de ancestrales conocimientos, una parte de mi sabia que tan solo estaba reconstruyendo mi corazón.

Necesité dos largos dias para componerlo de nuevo. Una vez acabado, mi corazón se quedó flotando en el aire, frente a mi. Y yo lo miraba fascinada y tan solo acerté decirle en voz baja: Gracias!. Y los pedacitos comenzaron a fundirse y apareció de nuevo mi corazón unificado. 

Eso si, tenia montones de marcas, arrugas y otros vestigios de todas las heridas y sufrimientos padecidos por él.

No fue la primera vez que se me rompia el corazón, tampoco la última, de eso estoy segura. 

También se que mi corazón no es el más perfecto o más bello a simple vista. A mi eso no me importa,  mi única certeza es que es mi máximo aliado en esta aventura llamada. VIDA.

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