lunes, 25 de febrero de 2013

El copo de nieve



Un blanco, cálido, suave e inocente copo de nieve, se fue deslizando desde la nube más alta del cielo hasta fundirse en mi zapato.

El copo de nieve sencillamente se dedicó a bailar mientras flotaba por el aire, primero un swing, pasó a un foxtrot cuando el viento le hizo moverse más ràpido, para más tarde convertir sus movimientos en un vals eterno... Aunque estaba profundamente concentrado en su dulce caida podia oír como otros copos de nieve bailaban de formas diferentes.

Cuando los copos alcanzaron mi vista, pensé en un primer momento que eran pedazos de algodón y los quise alcanzar con la mano. Como todo lo bello y eterno, se convirtieron en agua al rozar mi mano, y dejaron de ser algodón para convertirse en una sensacion humeda y fria para mis manos.

El copo que cayó en mi zapato, ni se inmutó. Habia dejado de ser copo, pero no de ser, de existir. Él aceptó su nueva forma liquida e inclusó no puso inconvenientes a evaporarse debido al calor del lugar en el que entré para guarecerme del frio.

Cada dia quiero ser más copo de nieve, para fundirme con lo que ocurra en mi vida de la misma manera que ellos. Creo que, muchas veces, los más sencillos eventos de mi vida, son los que más me recuerdan mi innata humanidad. Admito que en ocasiones la olvido y la sabiduria de la existencia, con sus pequeños actos me ayuda a conectar con lo que soy.

La naturaleza es extraordinariamente maravillosa en todas sus facetas: es dificil poder describir las sensaciones que transmite un desierto, al igual que ver un campo bellamente vestido con una capa blanca de nieve.

Cuando nuestras ciudades y pueblos se tiñen de blanco, tengo la sensación de comenzar de nuevo, de volver a sentir la inocencia con la que fuimos creados todos y cada uno de los elementos de la existencia.  Provenimos de un deseo muy profundo, de un anhelo de experiencia, de la semilla de un sentimiento aún no vivido, pero latente.

Así es la nieve para mi. Me recuerda que a cada segundo he de comenzar de cero, que no de nada por ganado, o por supuesto, sino que me insta a vivir mi vida como si tan solo fuese una existencia en presente, dejando que el sentimiento conquiste al pensamiento y simplemente actue tal y como soy.

Es un regalo poder experimentar la extraordinaria maestria contenida en un pequeño copo de nieve! 


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